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文檔簡介

1、PAGE PAGE 339COMPENDIO DE ETICAMeter Singer (ed.)Alianza Editorial, Madrid, 1995Indice TOC o 1-5 h z u HYPERLINK l _Toc38212042 1. EL ORIGEN DE LA TICA . Mary Midgley PAGEREF _Toc38212042 h 4 HYPERLINK l _Toc38212043 10 LA TICA DE LA GRECIA ANTIGUA. Cristopher Rowe PAGEREF _Toc38212043 h 14 HYPERLIN

2、K l _Toc38212044 11. LA TICA MEDIEVAL Y RENACENTISTA. John Haldane PAGEREF _Toc38212044 h 24 HYPERLINK l _Toc38212045 12. LA FILOSOFA MORAL MODERNA. J. B. Schneewind PAGEREF _Toc38212045 h 34 HYPERLINK l _Toc38212046 13. EL DERECHO NATURAL. Stephen Buckle PAGEREF _Toc38212046 h 43 HYPERLINK l _Toc38

3、212047 14. LA TICA KANTIANA. Onora ONeill PAGEREF _Toc38212047 h 54 HYPERLINK l _Toc38212048 15. LA TRADICIN DEL CONTRATO SOCIAL. WilI Kymlicka PAGEREF _Toc38212048 h 63 HYPERLINK l _Toc38212049 16. EL EGOSMO. Kurt Baier PAGEREF _Toc38212049 h 72 HYPERLINK l _Toc38212050 17. LA DEONTOLOGA CONTEMPORN

4、EA. Nancy (Ann) Davis PAGEREF _Toc38212050 h 78 HYPERLINK l _Toc38212051 18. UNA TICA DE LOS DEBERES PRIMA FACIE. Jonathan Dancy PAGEREF _Toc38212051 h 89 HYPERLINK l _Toc38212052 19. EL CONSECUENCIALISMO. Philip Pettit PAGEREF _Toc38212052 h 98 HYPERLINK l _Toc38212053 20. LA UTILIDAD Y EL BIEN. Ro

5、bert E. Goodin PAGEREF _Toc38212053 h 107 HYPERLINK l _Toc38212054 21. LA TEORA DE LA VIRTUD. Greg Pence PAGEREF _Toc38212054 h 114 HYPERLINK l _Toc38212055 22. LOS DERECHOS. Brenda Almond PAGEREF _Toc38212055 h 122 HYPERLINK l _Toc38212056 23. LA POBREZA EN EL MUNDO. Nigel Dower PAGEREF _Toc3821205

6、6 h 130 HYPERLINK l _Toc38212057 24. LA TICA AMBIENTAL. Robert Elliot PAGEREF _Toc38212057 h 139 HYPERLINK l _Toc38212058 25. LA EUTANASIA. Helga Kuhse PAGEREF _Toc38212058 h 147 HYPERLINK l _Toc38212059 26. EL ABORTO. Mary Anne Warren PAGEREF _Toc38212059 h 154 HYPERLINK l _Toc38212060 27. LA SEXUA

7、LIDAD. Raymond A. Belliotti PAGEREF _Toc38212060 h 164 HYPERLINK l _Toc38212061 28. LAS RELACIONES PERSONALES. Hugh LaFollette PAGEREF _Toc38212061 h 174 HYPERLINK l _Toc38212062 29. IGUALDAD, DISCRIMINACIN Y TRATO PREFERENTE. Bernard R. Boxill PAGEREF _Toc38212062 h 180 HYPERLINK l _Toc38212063 30.

8、 LOS ANIMALES. Lori Gruen PAGEREF _Toc38212063 h 188 HYPERLINK l _Toc38212064 31. LA TICA DE LOS NEGOCIOS. Robert C. Solomon PAGEREF _Toc38212064 h 196 HYPERLINK l _Toc38212065 32. CRIMEN Y CASTIGO. C. L. Ten PAGEREF _Toc38212065 h 205 HYPERLINK l _Toc38212066 33. LA POLTICA Y EL PROBLEMA DE LAS MAN

9、OS SUCIAS. C.A.J. Coady PAGEREF _Toc38212066 h 210 HYPERLINK l _Toc38212067 34. GUERRA Y PAZ. Jeff McMahan PAGEREF _Toc38212067 h 219 HYPERLINK l _Toc38212068 35. EL REALISMO. Michael Smith PAGEREF _Toc38212068 h 229 HYPERLINK l _Toc38212069 36. EL INTUICIONISMO. Jonathan Dancy PAGEREF _Toc38212069

10、h 239 HYPERLINK l _Toc38212070 37. EL NATURALISMO. Charles R. Pigden PAGEREF _Toc38212070 h 247 HYPERLINK l _Toc38212071 38. EL SUBJETIVISMO. James Rachels PAGEREF _Toc38212071 h 256 HYPERLINK l _Toc38212072 39. EL RELATIVISMO. David Wong PAGEREF _Toc38212072 h 264 HYPERLINK l _Toc38212073 40. EL PR

11、ESCRIPTIVISMO UNIVERSAL. R. M. Hare PAGEREF _Toc38212073 h 271 HYPERLINK l _Toc38212074 41. LA MORALIDAD Y EL DESARROLLO PSICOLGICO. Lawrence Thomas PAGEREF _Toc38212074 h 281 HYPERLINK l _Toc38212075 42. EL MTODO Y LA TEORA MORAL. Dale Jamieson PAGEREF _Toc38212075 h 291 HYPERLINK l _Toc38212076 43

12、. LA IDEA DE UNA TICA FEMENINA. Jean Grimshaw PAGEREF _Toc38212076 h 300 HYPERLINK l _Toc38212077 44. LA SIGNIFICACIN DE LA EVOLUCIN. Michael Ruse PAGEREF _Toc38212077 h 308 HYPERLINK l _Toc38212078 45. MARX CONTRA LA MORALIDAD. Allen Wood PAGEREF _Toc38212078 h 316 HYPERLINK l _Toc38212079 46. CMO

13、PUEDE DEPENDER LA TICA DE LA RELIGIN? Jonathan Berg PAGEREF _Toc38212079 h 326 HYPERLINK l _Toc38212080 47. LAS IMPLICACIONES DEL DETERMINISMO. Robert Young PAGEREF _Toc38212080 h 3331. EL ORIGEN DE LA TICA. Mary MidgleyPeter Singer (ed.), Compendio de ticaAlianza Editorial, Madrid, 1995 (cap. 1, pg

14、s. 29-41) 1. La bsqueda de justificacin De dnde proviene la tica? En esta interrogacin se unen dos cuestiones muy diferentes, una sobre un hecho histrico y la otra sobre la autoridad. La inquietud que han suscitado ambas cuestiones ha influido en la configuracin de muchos mitos tradicionales acerca

15、del origen del universo. Estos mitos describen no slo cmo comenz la vida humana, sino tambin por qu es tan dura, tan penosa, tan confusa y cargada de conflictos. Los enfrentamientos y catstrofes primitivas que stos narran tienen por objeto quizs por objeto principal explicar por qu los seres humanos

16、 han de someterse a normas que pueden frustrar sus deseos. Ambas cuestiones siguen siendo apremiantes, y en los ltimos siglos numerosos tericos se han esforzado por responderlas de forma ms literal y sistemtica. Esta bsqueda no es slo fruto de la curiosidad, ni slo de la esperanza de demostrar que l

17、as normas son innecesarias, aunque estos dos motivos son a menudo muy fuertes. Quizs esta bsqueda deriva, ante todo, de conflictos en el seno de la propia tica o moralidad (para los fines tan generales de este artculo no voy a distinguir entre ambos trminos). En cualquier cultura, los deberes acepta

18、dos entran a veces en conflicto, y son precisos principios ms profundos y generales para arbitrar entre ellos. Se busca as 1a razn de las diferentes normas implicadas, y se intenta sopesar recprocamente estas razones. A menudo esta bsqueda obliga a buscar, con carcter an ms amplio, un rbitro supremo

19、 la razn de la moralidad sin ms. Esta es la razn por la que resulta tan compleja nuestra pregunta inicial. Preguntar de dnde proviene la tica no es como preguntar lo mismo acerca de los meteoritos. Es preguntar por qu actualmente hemos de obedecer sus normas (de hecho, las normas no agotan la morali

20、dad, pero por el momento vamos a centrarnos en ellas, porque son a menudo el elemento donde surgen los conflictos). Para responder a esta cuestin es preciso imaginarse cmo habra sido la vida sin normas, e inevitablemente esto suscita interrogantes acerca del origen. La gente tiende a mirar hacia atr

21、s, preguntndose si existi en alguna ocasin un estado inocente y libre de conflictos en el que se impusieron las normas, un estado en el que no se necesitaban normas, quizs porque nadie quiso nunca hacer nada malo. Y entonces se preguntan cmo llegamos a perder esta condicin pre-tica?; podemos volver

22、a ella?. En nuestra propia cultura, dos respuestas radicales a estas cuestiones han encontrado una amplia aceptacin. La primera -que procede principalmente de los griegos y de Hobbes- explica la tica simplemente como un mecanismo de la prudencia egosta; su mito de origen es el contrato social. Para

23、esta concepcin, el estado pre-tico es un estado de soledad y la catstrofe primitiva tuvo lugar cuando las personas comenzaron a reunirse. Tan pronto se reunieron, el conflicto fue inevitable y el estado de naturaleza fue entonces, segn expresa Hobbes, una guerra de todos contra todos (Hobbes, 1651,

24、Primera Parte, cap. 13, pg. 64) aun si, como insisti Rousseau, de hecho no haban sido hostiles unos con otros antes de chocar entre s (Rousseau, 1762, pgs. 188, 194; 1754, Primera Parte). La propia supervivencia, y ms an el orden social, slo resultaron posibles mediante la formacin de normas estipul

25、adas mediante un trato a regaadientes (por supuesto este relato sola considerarse algo simblico, y no una historia real). La otra explicacin, la cristiana, explica la moralidad como nuestro intento necesario por sintonizar nuestra naturaleza imperfecta con la voluntad de Dios. Su mito de origen es l

26、a Cada del hombre, que ha generado esa imperfeccin de nuestra naturaleza, del modo descrito -una vez ms simblicamente- en el libro del Gnesis. En un mundo confuso, siempre se acepta de buen grado la simplicidad, por lo cual no resulta sorprendente la popularidad de estos dos relatos. Pero en realida

27、d los relatos sencillos no pueden explicar hechos complejos, y ya ha quedado claro que ninguna de estas dos ambiciosas frmulas puede responder a nuestros interrogantes. El relato cristiano, en vez de resolver el problema lo desplaza, pues an tenemos que saber por qu hemos de obedecer a Dios. Por sup

28、uesto la doctrina cristiana ha dicho mucho sobre esto, pero lo que ha dicho es complejo y no puede mantener su atractiva simplicidad tan pronto como se plantea la cuestin relativa a la autoridad. No puedo examinar aqu con ms detalle las muy importantes relaciones entre tica y religin (vase el artcul

29、o 46, “Cmo puede depender la tica de la religin?”). Lo importante es que esta respuesta cristiana no deduce simplemente de forma ingenua nuestra obligacin de obedecer a Dios de su posicin como ser omnipotente que nos ha creado -una deduccin que no le conferira autoridad moral. Si nos hubiese creado

30、un ser malo para malos fines, no pensaramos que tenemos el deber de obedecer a ese ser, dictase lo que dictase la prudencia. La idea de Dios no es simplemente la idea de un ser semejante, sino que cristaliza toda una masa de ideales y normas muy compleas subyacentes a las normas morales y que le dan

31、 su significado. Pero precisamente nos interrogamos por la autoridad de estos ideales y normas, con lo que la cuestin sigue abierta.2. La seduccin del egosmo y el contrato social La idea de que la tica es en realidad simplemente un contrato basado en la prudencia egosta es efectivamente mucho ms sen

32、cilla, pero por esa misma razn resulta excesivamente poco realista para explicar la verdadera complejidad de la tica. Puede ser que una sociedad de egostas prudentes perfectamente congruentes, si existi alguna vez, inventase las instituciones de aseguramiento recproco muy parecidas a muchas de las q

33、ue encontramos en las sociedades humanas reales. Y sin duda es verdad que estos egostas cuidadosos evitaran muchas de las atrocidades que cometen los seres humanos reales, porque la imprudencia e insensatez humanas aumentan constantemente y de forma considerable los malos efectos de nuestros vicios.

34、 Pero esto no puede significar que la moralidad, tal y cual existe realmente por doquier, slo deriva de este autointers calculador. Son varias las razones por las cuales esto no es posible, pero slo voy a citar dos (para la consideracin ms detallada de la cuestin vase el artculo 16, El egosmo). 1) L

35、a primera se basa en un defecto obvio del ser humano. Las personas simplemente no son tan prudentes ni congruentes como implicara esta narracin. Incluso la misma moderada dosis de conducta deliberadamente decente que encontramos realmente en la vida humana no sera posible si se basase exclusivamente

36、 en estos rasgos. 2) La segunda es una gama igualmente conocida de buenas cualidades humanas. Es obvio que las personas que se esfuerzan por comportarse decentemente a menudo estn animadas por una serie de motivos bastante diferentes, directamente derivados de la consideracin de las exigencias de lo

37、s dems. Actan a partir del sentido de la justicia, por amistad, lealtad, compasin, gratitud, generosidad, simpata, afecto familiar, etc. unas cualidades que se reconocen y honran en la mayora de las sociedades humanas.En ocasiones, los tericos del egosmo como Hobbes explican esto diciendo que estos

38、supuestos motivos no son reales, sino slo nombres vacos. Pero es difcil comprender cmo pudieron haberse inventado estos nombres, y ganar curso, por motivos inexistentes. Y an resulta ms intrigante cmo pudo haber pretendido alguien conseguir sentirse animado por ellos. He citado de entrada esta expli

39、cacin egosta porque, a pesar de sus manifiestos defectos, en la actualidad tiene una gran influencia. Modernamente, es muy probable que cuando la gente se interroga por el origen de la tica utilice irreflexivamente este lenguaje. Por lo general plantean la interrogacin al estilo de Hobbes, a saber:

40、Cmo lleg una sociedad original de egostas a cargarse de normas que exigen la consideracin de los dems? A medida que avancemos resultarn ms claras las paralizantes dificultades de que est plagada esta concepcin. 3. Argumentos morales y fcticos Se nos podra pedir que aceptsemos el individualismo extre

41、mo por razones estrictamente cientficas, como un hallazgo fctico, con lo que sera un fragmento de informacin sobre cmo estn realmente constituidos los seres humanos. En la actualidad, la forma ms habitual de esta argumentacin se basa en la idea de evolucin, de todas las especies, mediante la supervi

42、vencia de los ms aptos en una competencia feroz entre individuos. Se afirma que ese proceso ha configurado a los individuos como tomos sociales aislados y totalmente egostas. A menudo esta imagen se considera basada directamente en la evidencia, siendo -al contrario que todos los primitivos relatos

43、acerca del origen- no un mito sino una explicacin totalmente cientfica. Deberamos mostrarnos escpticos hacia esta pretensin. En la forma tosca que acabamos de citar, el mito pseudo-darwiniano contiene al menos tanto simbolismo emotivo de ideologas actuales y tanta propaganda en favor de ideales soci

44、ales limitados y contemporneos como su antecesora, la narracin del contrato social. Tambin incorpora algunas pruebas y principios verdaderamente cientficos, pero ignora y distorsiona mucho ms de lo que utiliza. En particular, se aleja de la ciencia actual en dos cuestiones: primero, su nocin de comp

45、etencia fantasiosa e hiperdramatizada, y segundo, el extrao lugar predominante que otorga a nuestra propia especie en el proceso evolutivo. 1) Es esencial distinguir el simple hecho de tener que competir de los complejos motivos humanos que la ideologa actual considera idneos para los competidores.

46、Puede decirse que dos organismos cualesquiera estn en competencia si ambos necesitan o desean algo que no pueden obtener simultneamente. Pero no actan competitivamente a menos que ambos lo sepan y respondan intentando deliberadamente derrotar al otro. Como la abrumadora mayora de los organismos son

47、vegetales, bacterias, etc. que no son siquiera conscientes, la posibilidad misma de una competencia deliberada y hostil es extremadamente rara en la naturaleza. Adems, tanto a nivel consciente como inconsciente, todos los procesos vitales dependen de una base inmensa de cooperacin armoniosa, necesar

48、ia para elaborar el sistema complejo en el que resulta posible cl fenmeno mucho ms raro de la competencia. La competencia existe realmente, pero es necesariamente limitada. Por ejemplo, los vegetales de un ecosistema particular existen normalmente en interdependencia tanto entre s como con los anima

49、les que se los comen, y estos animales son igualmente interdependientes entre s y con respecto a sus predadores. Si en realidad hubiese habido una guerra de todos contra todos natural, nunca hubiese llegado a formarse la biosfera. Por ello no es sorprendente que la vida consciente, que ha surgido en

50、 un contexto semejante, opere de hecho de forma mucho ms cooperante que competitiva. Y cuando dentro de poco consideremos la motivacin de los seres sociales, veremos claramente que las motivaciones de cooperacin proporcionan la estructura principal de su conducta. 2) Muchas versiones populares del m

51、ito pseudo-darwiniano (aunque no todas) presentan el proceso evolutivo corno una pirmide o escalera que existe con la finalidad de crear en su vrtice al SER HUMANO, y en ocasiones programada para seguir desarrollndolo hasta un lejano punto omega que glorificar ms los ideales humanos contemporneos de

52、 Occidente. Esta idea carece de base en la verdadera teora biolgica actual (Midgley, 1985). La biologa actual describe de manera bastante diferente las formas de vida, unas formas que se difunden, segn el modelo esbozado por Darwin en el Origen de las especies, a modo de arbustos, a partir de un ori

53、gen comn hasta llenar los nichos existentes, sin una especial direccin ascendente. La imagen de la pirmide fue propuesta por J.B. Lamarck y desarrollada por Teilhard de Chardin y no pertenece a la ciencia moderna sino a la metafsica tradicional. Lo cual por supuesto no la refuta. Pero como las Ideas

54、 de la naturaleza humana asociadas a ella se han considerado por lo general cientficas, esta cuestin tiene importancia para nuestra valoracin de estas concepciones, y su relacin con nuestros interrogantes acerca del origen de la tica. 4. Las fantasas dualistas Estas cuestiones han empezado a parecer

55、 ms difciles desde que se acepto. de forma general que nuestra especie surgi de otras a las que clasificamos de meros animales. En nuestra cultura comnmente se ha considerado la barrera de la especie tambin como el lmite del mbito moral, y se han construido doctrinas metafsicas para proteger este lm

56、ite. Al contrario que los budistas, los cristianos han credo que slo los seres humanos tienen alma, la sede de todas las facultades que honramos. Se consider as degradante para nosotros cualquier insistencia en la relacin entre nuestra especie y otras, lo que pareca sugerir que nuestra espiritualida

57、d realmente slo era un conjunto de reacciones animales. Esta idea de animalidad como principio forneo ajeno al espritu es muy antigua, y a menudo se ha utilizado para dramatizar los conflictos psicolgicos como la lucha entre las virtudes y la bestia interior. El alma humana se concibe entonces como

58、un intruso aislado en el cosmos fsico, un extrao lejos de su hogar. Este dualismo tajante y sencillo fue importante para Platn y tambin para el pensamiento cristiano primitivo. Probablemente hoy tiene mucha menos influencia. Su actitud despectiva hacia los motivos naturales no ha superado la prueba

59、del tiempo, y adems su formulacin terica se enfrenta a enormes dificultades para explicar la relacin entre el alma y el cuerpo. Sin embargo, parece seguir utilizndose el dualismo como marco de base para determinadas cuestiones, en especial nuestras ideas acerca de los dems animales. Frente a Platn,

60、Aristteles propuso una metafsica mucho menos divisoria y ms reconciliadora para reunir los diversos aspectos tanto de la individualidad humana como del mundo exterior. Santo Toms sigui este camino, y el pensamiento reciente ha seguido en general por l. Pero este enfoque ms monista ha encontrado gran

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